CAPITULO X


 
X

7 de mayo de 1819

ROMASANTA TIENE 10 AÑOS

REGUEIRO, OURENSE

 

 

 

 

Caminaban Don Valentín y el joven Manuel hacia el bosque que separaba O Regueiro y Sotuelo.

-Padre, ¿Existe la Santa Compaña?

-No, no lo creo hijo.-contestó el cura.

-Pero Manuel Ferreiro...

-Manuel Ferreiro es un parvo. Ya se que es amigo de tu padre pero..

-¡Amiguiños si, pero “a vaquilla polo que vale”.

-¡Pues más a mi favor! Ferreiro es un monicreque.

-Bueno, pero ¿usted cree que la Santa Compaña existe?

-Ya te he dicho que no Manuel, yo, al menos, nunca la he visto, ¡ y mira si he visto muertos en mi corta vida!

-...pero si el señor Fabián Cortes de A Quinta dijo que la vio una noche que paró delante de la puerta de un vecino de Lampazas y este vecino, a pesar de gozar de una excelente salud, murió pasados unos días.

Don Valentín escuchaba en silencio las conclusiones del muchacho.

-Otro segador de Rebordiños de nombre Cristóbal Souto, afirma que su prima había fallecido tras la visita de

 

 

 

 

 

 

la Santa Compaña y que varios del pueblo divisaron a La Comitiva de noche, delante de la puerta de la desventurada la noche anterior. Dicen que se presentaron unas siete figuras encapuchadas con linternas y el tintineo de la campana del infierno.

-También cuentan...

-Escucha Manuel, los gallegos somos gente noble y sencilla, trabajadores y de pocos caprichos, sin embargo, también somos personas curiosas que queremos aprender y saber el porqué de las cosas. ¿Porqué vivimos? ¿Porqué morimos? ¿Cuál es el fin de nuestro paso por esta tierra. Y cuando nos vamos, ¿Adonde nos lleva la calavera encapuchada? ¿Qué camino tomamos? Pues para todas estas preguntas, las mentes mas imaginativas inventan historias como las de La Santa Compaña o los Duendes del  Bosque, y los caminantes como Manuel Ferreiro ya se encargan de difundirlas por los pueblos y las aldeas.

-¡Pero Padre!

-¡Hay Canicha, basta ya con eso! ¿Acaso has visto tú alguna vez a la Santa Compaña?

 

El joven estuvo a punto de contar la anécdota que había vivido en Lagoa de Antela pero se mordió la lengua y mantuvo un corto silencio.

-¿Qué? – insistió el cura.

-No...no la he visto nunca.

-¡Pues eso...!

 

 

Comentarios

Entradas populares